Las ecólogas también somos mujeres trabajadoras
El Día Internacional de la Mujer conmemora la lucha de la mujer por la igualdad de oportunidades con el hombre y por los derechos para su desarrollo íntegro como persona. Este día tiene una rica historia de años de lucha, y no podemos dejarlo pasar sin nombrar a personajes claves de la reivindicación de los derechos de la mujer como Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo y Alexandra Kolontái (por si no las conocen, les recomendamos indagar en sus vidas y sus escritos). Es así que la bandera de las reivindicaciones fue principalmente levantada por las mujeres trabajadoras, que sufrieron de largas jornadas laborales, salarios ínfimos y ningún derecho en un mundo donde el hombre trabajador ya tenía asegurada la jornada de ocho horas. Esto sumado a la presión social sobre el rol de la mujer en el hogar. Luego de las primeras marchas y paros de miles de mujeres, uno de los hechos más emblemáticos fue un incendio donde murieron más de cien trabajadoras de una fábrica textil, y hoy, 100 años después, algo nos sigue quemando por dentro.
El camino de la igualdad es largo y todavía nos queda mucho por recorrer, y las ecólogas tenemos nuestra historia en paralelo para contar. Así como lentamente las mujeres fueron ingresando a las Universidades, superando las barreras legales y la discriminación primero, la censura social y la gran carga del doble trabajo/doble esfuerzo después, lentamente fueron apareciendo problemas y reclamos en el sector laboral profesional. Decimos lentamente porque a veces llama la atención hablar de ciertos derechos ya ganados por otras trabajadoras, pero con los que las profesionales todavía no contamos. Por ejemplo, la licencia por maternidad fue considerada por el CONICET para las becarias no hace más de seis años. Sin embargo, en lo que respecta a presentación de proyectos, la figura de extensión de plazos por maternidad no existe. Nos evalúan con la misma regla, y claramente no somos lo mismo: los hombres no pasan por tres meses de freno absoluto de su carrera, ni por la limitante en tiempos y disponibilidad que generan los seis meses de lactancia materna exclusiva. Entonces a partir de la decisión de ser madres, corremos una carrera profesional medio rengas. Como consecuencia lógica, no debe llamar la atención que hoy todavía sean más hombres que mujeres los que ocupan los cargos jerárquicos en el escalafón profesional.
Los derechos adquiridos por otros sectores nos llegan más tarde porque todavía no tenemos una masa crítica de profesionales peleando por lo que nos corresponde. Esperamos que esta situación cambie en el corto plazo porque ya hoy la proporción de mujeres y hombres que hacen ciencia es similar. Sin embargo, esos números parejos al momento del ingreso en la carrera (incluso en la Universidad) se deforman cuando avanzamos en el escalafón profesional. Por ejemplo, hay más hombres liderando grupos y proyectos de investigación, más hombres que mujeres dirigiendo Institutos o siendo parte de Comisiones de evaluación o Consejos directivos de los diferentes organismos de ciencia y técnica del país. Es porque la masa crítica por sí misma no alcanza si no viene de la mano de cuestionar las formas en las cuales se ejerce el poder, y ahí las mujeres tenemos una visión muy diferente desde donde aportar. Por ejemplo, para armar esta nota, le consultamos a un grupo de colegas en distintos estadíos en la carrera académica sobre cuáles eran para ellas los principales avances, deudas y desafíos en relación a la problemática de la mujer en ecología. En general las respuestas fueron las mismas: hay muchas mujeres que perciben esa problemática, básicamente cuando entra en juego la maternidad, y para nuestra grata sorpresa hay muchas mujeres que no lo perciben ni lo sintieron a lo largo de su carrera. Este grupo de mujeres correspondió a colegas que trabajan en los grupos de ecología más importantes del país, alegando que no sólo hay igualdad de número, sino también igualdad de oportunidades y consideraciones en la toma de decisiones. Esto se da porque ellas marcan un camino en vez de dejar que se los marquen. Ejemplos como estos son los que nos tienen que inspirar, impulsandonos para seguir transitando el camino de la lucha por la igualdad.
*IRNAD, Universidad Nacional de Río Negro, CONICET, El Bolsón, Argentina
**IFEVA, Universidad de Buenos Aires, CONICET, Facultad de Agronomía, Buenos Aires, Argentina
Mujeres pioneras en estudios en ecología evolutiva y paleoecología: Lynn Margulis (1938-2011) y Margaret Davis (1931-)